lunes, 23 de junio de 2014

Derribando mitos sobre la actividad física


Historia imaginaria que altera las verdaderas cualidades de una persona o de una cosa y les da más valor del que tienen en realidad. Esa es una de las definiciones de mito. Y existen mitos en todas las áreas de la vida. Pueden nacer en publicidades, en el deporte de alta competencia, y luego el boca a boca va realizando su aporte hasta que el mito queda instalado casi como una verdad absoluta. 
Son mitos relacionados con la actividad física, que no sólo circulan entre los deportistas ocasionales, sino que son difundidos por médicos no especializados, padres o entrenadores, aumentando el riesgo de lesiones o enfermedades.

Cuáles son los más comunes y cuáles sus consecuencias. Cómo prevenirse.

1 - Cualquier actividad física o deporte es adecuado para la salud

Falso. Hasta los propios médicos suelen tomar como sinónimos a actividad física y deporte, pero no se trata de la misma cosa. La práctica del deporte -que implica competencia, estrés y dificultad para regular el esfuerzo- puede representar un riesgo para personas no preparadas, sin historia deportiva o también para fumadores, obesos o hipertensos. La práctica deportiva no está indicada ni prohibida en materia de salud: pero en determinados casos se requieren controles médicos previos antes de realizarla. Lo que se llama “actividad física” sí se relaciona directamente con la vida sana y hasta la Organización Mundial de la Salud recomienda practicarla durante 30 minutos diarios todos los días. En esa denominación se incluyen prácticas sencillas, como caminar, bailar o andar en bicicleta.
El ejercicio físico también puede tener como contrapartida una serie de efectos negativos, sobre todo cuando es realizado de forma inadecuada. No todos los ejercicios son adecuados para todas las personas:
       Una técnica incorrecta o un mal calentamiento pueden ocasionar lesiones tendinosas, musculares y articulares.
       Intensidades no adecuadas a avanzada edad o mal estado físico pueden desembocar en problemas cardiovasculares, respiratorios o el agravamiento de otras patologías.
           •       Es muy frecuente observar a deportistas novatos (y experimentados) realizar ejercicios muy poco recomendables.

La práctica deportiva saludable debe ser segura, de intensidad moderada, compatible con la edad, estado de salud, con la vida profesional y familiar, estar acompañada de una dieta sana, y un descanso reparador.



2 - Con practicar un deporte una vez por semana es suficiente para estar bien

Falso. Quien practica deporte una vez por semana se expone a todos los riesgos asociados y no obtiene ningún beneficio. Esta frecuencia no tiene impacto sobre variables biológicas como la tensión arterial, el funcionamiento cardíaco o el metabolismo, pero sí en el aumento de las lesiones musculares, tendinosas, osteoarticulares y hasta se triplica el índice de muerte súbita. Se recomienda practicar deporte entre 3 y 5 veces a la semana y por lo menos una hora diaria.


3 - Hay que hidratarse antes o después de la actividad física, pero nunca durante

Falso. En realidad durante la actividad se pierde agua de las células, razón por la cual se recomienda hidratarse antes y durante la actividad. De lo contrario se corre el riesgo de deshidratación y de hipertermia.


4 - Sudar abundantemente es bueno para perder peso

Falso. La pérdida de agua, es decir, sudar, no es sinónimo de pérdida de grasa. Es una contraindicación absoluta intentar adelgazar a través del sudor, porque además de que no adelgaza, puede producir una deshidratación severa, con las complicaciones que conlleva. Por lo tanto, realizar ejercicio físico con vestimenta deportiva que ocasione una alta sudoración, entrenar a horas de máximo calor o utilizar técnicas de pérdida de peso como tomar una sauna, son prácticas totalmente incorrectas. Este tipo de errores son especialmente perjudiciales para los niños, así como en personas obesas. Sudar es crucial para regular la temperatura en ambientes calurosos. El sudor es un sistema de refrigeración del organismo por el cual segrega líquidos fuera del mismo, para que en contacto con la piel, éste se evapore y disminuya la temperatura corporal. Con ello, lo que quiere nuestro cuerpo, es disminuir el aumento de la temperatura que ha producido la actividad física. Sin embargo, lo que segrega el cuerpo son líquidos, principalmente agua, no grasa. De hecho, podemos estar parados a 40º al sol y sudar más que corriendo a 10º en invierno, sin embargo, es en el segundo caso en el que estaremos quemando más grasa. Cuando se baje peso por pérdida de sudor, debe recuperarse tan pronto como sea posible.



5 - Consumir azúcar antes del ejercicio aumenta el rendimiento

Esto puede ser cierto en un deportista de alto rendimiento, pero en una persona común no tiene sentido. En el deportista de alto rendimiento el consumo de azúcar antes de la actividad -en cantidades mínimas y rigurosamente calculadas- previene la fatiga prematura. En la persona que va a correr a la plaza es poco recomendable, porque precisamente la idea es reducir el consumo de azúcar para prevenir la diabetes y la obesidad.


  
6 - Las vitaminas y minerales dan más fuerza

Falso. No hay razones para pensar que la administración de complejos vitamínicos en adultos o niños que realizan ejercicio físico va a tener un efecto beneficioso sobre el rendimiento deportivo. Una dieta variada aporta suficiente cantidad de las distintas vitaminas y sólo será necesario recurrir a su suplemento cuando se sospechen déficits o carencias de las mismas, a través de un diagnóstico médico. De lo contrario se corre el riesgo de desencadenar una hipervitaminosis por exceso de hierro o potasio.  

7 - Conviene hidratarse con bebidas especiales

Esto puede ser cierto para deportistas de alto rendimiento, pero no para el común de las personas. Las bebidas especiales acortan los tiempos de recuperación y eso puede ser importante para el atleta que termina una competencia y pronto debe afrontar otra, pero la persona que sale a correr por la calle o va al gimnasio basta que se hidrate con agua potable.

8 - El músculo se convierte en grasa o viceversa


Falso. El músculo nunca puede transformarse en grasa, así como ésta nunca puede hacerlo en músculo. Ambos son tejidos altamente especializados con funciones específicas. Los músculos están compuestos por fibras largas, con proteínas contráctiles diseñadas para ejercer fuerza. Las células grasas son receptáculos redondos diseñados para almacenar energía. El entrenamiento incrementa el volumen de la fibra muscular (hipertrofia) y el reposo lo reduce (hipotrofia). El consumo excesivo de calorías ocasiona que las células grasa aumenten en tamaño a medida que pasa el tiempo, y un consumo por debajo del gasto calórico disminuye el contenido graso.

El mejor consejo que se puede dar es, como dicen las publicidades, ante la menor duda acuda a su médico...



Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez

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