Este es un tema de otra subespecialidad (Pie y Tobillo),
pero como traumatólogo no se la puede desconocer.
Muchas veces he escuchado en el consultorio: “Doctor, me
duele el talón. ¿No será el espolón?”…Vamos a intentar aclarar un poco este
tema.
La talalgia
(dolor del talón) es una de las causas de consulta más frecuentes en
Traumatología. La mayoría de las veces es provocada por una Fascitis
Plantar.
La fascitis plantar es una inflamación
en la fascia plantar, que es el ligamento que une el talón con la parte
delantera del pie y que recorre la planta del pie. Es habitual que la
inflamación se produzca en la parte baja
del talón, en la inserción de la fascia plantar. La lesión se puede
calcificar creando un espolón calcáneo, conocido así porque en las radiografías
se identifica claramente un espolón óseo. Esto es así debido a la perspectiva
de las radiografías, que se toman desde el lateral del pie (Radiografía de
perfil).
El espolón calcáneo
no causa necesariamente dolor en el talón. De hecho, casi el 30% de la
población sufre esta lesión, aunque sólo un grupo reducido siente molestias. En
realidad el dolor es causado por la inflamación, por lo que se puede tener
dolor sin calcificación.
La fascitis plantar se produce habitualmente por una
sobrecarga gradual y progresiva de la fascia plantar, y los factores que
predisponen a su aparición son:
- Exceso de carga en el pie
causada por correr largas distancias, especialmente en terrenos desfavorables
con pendientes pronunciadas o superficies desiguales. El empleo de un calzado
inadecuado, con la suela demasiado blanda o una sujeción deficiente del arco
plantar o del talón, puede tener las mismas consecuencias.
- Pies planos o excesivamente
arqueados.
- Exceso de peso.
-
Presencia de un tendón de Aquiles tenso.
- Debilidad del músculo sóleo,
que es un músculo situado en la pantorrilla por debajo del gemelo. Este músculo
es el encargado de la flexión de la planta del pie, de modo que si se encuentra
alterado, el paciente tratará de corregir la falta modificando su paso y
pudiendo provocar así otro tipo de lesiones.
-
Edad: a medida que envejecemos la fascia
plantar va perdiendo elasticidad. A esto se suma que la musculatura que
participa en el movimiento del pie también a perdiendo su fuerza, y su
capacidad de regeneración disminuye. Además, la capa de grasa presente en el
talón, y que amortigua gran parte del impacto recibido por el pie, también
disminuye, favoreciendo la aparición de lesiones en la fascia.
Síntomas
El síntoma más común es el dolor y la rigidez en la
parte inferior del talón. El dolor allí puede ser sordo o agudo. La planta del
pie también puede doler o presentar ardor.
El dolor generalmente es peor:
-
En la mañana cuando usted da los primeros pasos.
-
Después de pararse o sentarse por un rato.
-
Al subir escaleras.
-
Después de actividad intensa.
El dolor puede aparecer de manera lenta con el tiempo o
aparecer repentinamente después de una actividad intensa.
Diagnóstico
El examen físico y el diagnóstico en general para este
trastorno son bastante sencillos. El traumatólogo buscará evidencias de
hinchazón, enrojecimiento de la zona y sensibilidad a la presión en el talón.
En algunas ocasiones, si el dolor es muy intenso, pueden
tomarse radiografías o una Resonancia Magnética para descartar otro tipo de
lesión, pero por lo general no suele recurrirse a este tipo de técnicas.
El tratamiento para la fascitis plantar es simple y por lo
general bastante efectivo, aunque suele tardar varios meses en resolverse, por lo
que se debe mantener el tratamiento hasta la remisión del dolor (al menos
durante tres meses). Las dos medidas principales son la administración de antiinflamatorios
y la recomendación de ejercicios de estiramiento para el talón.
Además de esto, existen otras medidas que también pueden
realizarse en casa:
- Poner hielo en la zona afectada, al
menos dos veces al día, durante 10 o 15 minutos.
- Descansar lo máximo posible para
evitar esfuerzos extras al pie.
- Usar calzado adecuado, con una buena
sujeción y amortiguación.
- Usar talonera de silicona.
Otra opción, si no resuelve con estas medidas, es hacer una infiltración con corticoides.
Últimamente estamos utilizando el plasma rico en factores de crecimiento como una opción viable para
casos rebeldes.
En los casos más graves, puede ser necesario recurrir a la cirugía. Este procedimiento se requiere
en muy pocas ocasiones, y consiste simplemente en desprender la fascia del
talón.
Hasta la próxima.
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