Generalmente a muchos traumatólogos esta patología les
incomoda, quizá porque a pesar de poder realizar un diagnóstico relativamente
sencillo, las opciones de tratamiento a veces no son todo lo satisfactorias que
uno desea debido a las circunstancias que rodean el problema.
Anatomía básica
La columna cervical tiene 7 vértebras, con sus discos
intervertebrales (inexistentes entre el occipital-C1 y entre C1-C2), sus
ligamentos correspondientes, sus articulaciones, su sistema de raíces nerviosas
y la médula.
Es importante comenzar diciendo qué es lo que realmente
duele. Pues bien, duele la raíz nerviosa por compresión o isquemia, los
ligamentos, la musculatura, que se contractura ante la presencia de
alteraciones, pero sobre todo duelen las
articulaciones interapofisarias que son el origen del dolor cervical en un
25-75% de los casos. El disco no duele, no tiene terminaciones nerviosas,
pero indirectamente lo hace por compresión nerviosa y la inestabilidad que
provoca.
Es importante comprender la historia natural de esta
enfermedad. Los discos intervertebrales a partir de la 4ª década de la vida van
alterando sus propiedades, se deshidratan y su núcleo se va extruyendo. De ahí
que se formen protrusiones del disco (a veces hernias) y pérdida de altura, que
producen pequeñas microinestabilidades que dañan ligamentos y articulaciones.
El hueso reaccionará produciendo osteofitos, que no son más que un intento de
estabilizar lo dañado, o sea generar más rigidez para evitar movimiento y por
lo tanto, evitar el dolor. Y la musculatura se contractura en un intento de
colaborar en dicha estabilización con lo cual la columna “se rectifica”. Se van afectando todas estas estructuras
que generan dolor. El problema es que no se sabe exactamente cuándo empiezan a
doler. A veces muchos traumatismos menores como un latigazo cervical lo
desencadenan en columnas que ya sufrían “en silencio”. Otras veces, la mayoría,
es un proceso degenerativo puro.
Causas frecuentes
Una causa común del dolor cervical es la tensión o
distensión muscular y, por lo general, las actividades diarias son las
responsables. Tales actividades abarcan:
·
Agacharse sobre un escritorio durante horas.
·
Tener una mala postura mientras se ve televisión
o al leer.
·
Colocar el monitor de la computadora demasiado
alto o demasiado bajo.
·
Dormir en una posición incómoda.
·
Torcer y girar el cuello bruscamente mientras
hace ejercicio.
Otras causas: artrosis, fibromialgia, traumatismos,
infecciones, tumores (raros), fracturas, hernias de disco, etc.
Síntomas
-
Dolor con el movimiento
-
Contracturas
-
Crujidos
-
Dolor de cabeza
-
Mareos por la contracción de vasos sanguíneos
que corren hacia la cabeza por el sistema vertebral
-
Síntomas neurológicos por irritación de las
raíces nerviosas que van hacia el hombro, brazo y mano.
-
La forma más grave es la afectación de la médula
cervical en casos avanzados (mielopatía), con una sintomatología
muy variada, como por ejemplo, alteración de la marcha.
Diagnóstico
Las pruebas diagnósticas como las Rx, o una RNM (resonancia
magnética) son útiles para establecer un diagnóstico y una gradación del
problema. Y es importante dejar que sea el traumatólogo
quien las interprete, porque las manifestaciones radiológicas no se
corresponden con la sintomatología en muchos casos. De hecho hasta en un 95% de
las personas mayores de 65 años hay alteraciones en las imágenes y son asintomáticas.
Es muy importante enfocar el problema en el contexto
particular de cada paciente. Esto es debido a que tiene incidencia el estilo de
vida, las tensiones, la actividad laboral, etc.. Un antiinflamatorio o un
relajante muscular sólo es una parte del tratamiento.
Cuidado!!! Con las patologías de columna, siendo muy frecuentes, hay un
montón de engaño terapéutico, como en todos los problemas crónicos y difíciles
de resolver de un día para otro: máquinas extrañas, masajes exóticos, camillas
especiales ultrasofisticadas, ozonoterapia, y demás pociones mágicas…
Como consejo, se
recomienda buscar profesionales bien formados. Sin duda, la terapia física rehabilitadora,
fisioterapia y especialmente el deporte de tonificación son claves en el manejo
de esta enfermedad a corto y largo plazo combinados con el tratamiento médico.
Lo difícil, es alentar al paciente para cambiar sus hábitos de vida. Y no es
igual el hábito deportivo de una persona de 40 años que el de una de 75. Pero siempre
hay algo que hacer, como reforzar los músculos.
El tratamiento quirúrgico solo es necesario en casos muy limitados, y
que un problema que se genera durante muchos años no se resuelve en una semana.
Es imprescindible acudir al traumatólogo. Un
buen diagnóstico precede a un buen tratamiento.
Hasta la próxima.
Dr. Leandro Nuñez
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