jueves, 31 de julio de 2014

Prevención de Infecciones de Heridas Quirúrgicas

Una de las mayores preocupaciones de los pacientes, y de los cirujanos, previo a la cirugía de reemplazo de cadera, son las infecciones. Cada vez se toman más medidas preventivas y cuidados, lo cual hace bajar el índice de infecciones, pero obviamente no se llega a un índice cero.

Los cortes producidos durante una cirugía alteran una de las principales funciones de la piel: actuar como barrera natural frente a los microorganismos del medio. Hasta que se produzca la cicatrización de una herida quirúrgica, la abertura en la piel puede facilitar la entrada de gérmenes. Si esto sucede y las infecciones no se tratan de manera adecuada, los riesgos para la salud del paciente pueden ser importantes.

El grado de penetración de los organismos determina los síntomas y la gravedad de una infección:

Si es superficial, puede producir un enrojecimiento que rodea una parte de la herida, malestar o dolor, inflamación o supuración. Puede tratarse con antibióticos por vía oral.

Las de mayor profundidad, afectan a los músculos subyacentes y pueden causar la muerte del tejido que rodea la herida (músculo, tejido conjuntivo o huesos). Estos casos pueden requerir un desbridamiento quirúrgico y tratamiento antibiótico.

Factores de riesgo:

- Diabetes 
- Tabaquismo 
- Obesidad importante 
- Alteración de la función inmune 
- Desnutrición 
- Operaciones practicadas con urgencia 
- Intervenciones muy prolongadas
- Abordajes amplios
- Cirugías previas en la zona (revisiones de prótesis de cadera o rodilla)

Cómo prevenir la infección de una herida

Para evitar las infecciones por una cirugía, es necesario adoptar medidas preventivas antes, durante y después del procedimiento:
- Usualmente, los cirujanos recomiendan al paciente bañarse con un jabón antiséptico desde 3 días antes. 
- Actualmente no se aconseja afeitar la zona quirúrgica a menos que la presencia de vello altere el acceso a la misma o el campo visual.  Se comprobó que el rasurado produce microtraumas en la piel y aumenta el riesgo de infección de la herida. Si hay que eliminar el vello, se debe hacer justo antes de la intervención (en el quirófano) y de preferencia con máquinas cortadoras eléctricas.
- La limpieza del quirófano es crítica para eliminar microorganismos (sanatorios reconocidos).
- Uso juicioso de antibióticos: Los antibióticos se administran de 30 a 60 minutos antes de realizar la incisión y se suspenden dentro de las 24 horas siguientes a la operación.
- Se ha descubierto que un 25% de las personas son portadoras de Staphylococcus aureus (germen presente más frecuentemente en las infecciones) en las fosas nasales, por lo que se recomendaría alguna crema (Mupirocina) de 2 a 3 veces por día a partir de unos 3 días previos a la cirugía. Incluso también en los pliegues.
- Chequeos previos con infectólogos y odontólogos.
- Luego de una cirugía, es importante desinfectar la herida usando una solución antiséptica, como la iodopovidona. 
- En cuanto a si se debe o no cubrir la herida, la literatura disponible sobre el tema es escasa, pero hay consenso en que la herida se debe mantener cubierta durante las primeras 24 a 48 horas, porque en ese lapso se lleva a cabo la formación de coágulos y la neoangiogénesis propia del proceso de cicatrización; por lo tanto, se justifica mantener la herida cubierta y evitar que se manipule, a menos que los apósitos estén mojados con exudado y haya que cambiarlos.
- Tratar de ser expeditivo en la cirugía y sin excederse con la incisión. A menor tamaño de herida y menor tiempo de duración de cirugía, menos riesgo de infección.



Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez 




Artrosis de Rodilla

La rodilla es una de las articulaciones del cuerpo humano en la que con más frecuencia se desarrolla artrosis, ya que es una articulación de carga que tiene que soportar a diario el peso del cuerpo al permanecer de pie, subir escaleras, caminar o correr.

La artrosis de rodilla o gonartrosis es una enfermedad crónica que se caracteriza por el deterioro paulatino del cartílago articular. Este desgaste se traduce en aparición de dolor al realizar actividad física, incluso para caminar y permanecer de pie, así como a la deformidad progresiva de la rodilla.


Causas

Hay una artrosis de rodilla de causa desconocida. Es la llamada artrosis de rodilla primaria. La salud del cartílago articular depende de unas células que hay dentro de él, los condrocitos y del hueso en el que se apoya, el hueso subcondral.

Una alteración de los condrocitos y del hueso subcondral conduce a la pérdida de las propiedades de resistencia a la presión y elasticidad del cartílago, que se va deteriorando y adelgazando.

La artrosis está relacionada con el envejecimiento, ya que es una enfermedad propia de la gente mayor de 50 años. Probablemente ciertos condicionantes genéticos aún no aclarados conducen a que algunas personas desarrollen, a partir de determinada edad, cambios degenerativos en el cartílago articular. Otras veces la artrosis de rodilla se produce como resultado de una lesión o anomalía previa de la articulación. Es lo que se conoce como artrosis de rodilla secundaria. Se observa tras lesiones meniscales, de los ligamentos o del hueso articular, tras fracturas óseas intraarticulares, en articulaciones que están siendo sometidas a un sobreesfuerzo importante (deportistas, obesos), o de personas con alteraciones en la longitud de los miembros inferiores o del alineamiento de la rodilla.


 Síntomas

La artrosis de rodilla se manifiesta inicialmente con dolor tras realizar alguna de estas actividades: estar mucho tiempo de pie o caminando, subir y bajar escaleras, caminar por terrenos irregulares o levantarse de una silla. Conforme avanza la enfermedad, cada vez duele antes al comenzar a caminar o al estar de pie. Tras estar un rato sentado el paciente nota rigidez y dolor al intentar levantarse.

A veces la rodilla aparece inflamada y caliente. Esto ocurre ocasionalmente porque la membrana sinovial produce líquido sinovial en exceso y por eso la rodilla aparece tumefacta.

Diagnóstico

La artrosis se diagnostica mediante la realización de una adecuada historia clínica –entrevista con el paciente–, una exploración de las articulaciones y la solicitud de radiografías.

No hacen falta análisis especiales de laboratorio para diagnosticar la enfermedad aunque pueden ser necesarios algunos exámenes para descartar otros procesos que pueden simular una artrosis de rodilla y para asegurar que se pueden dar las medicinas con escaso riesgo para el organismo.

También puede requerirse una RMN (Resonancia Magnética) para ver si existe además una osteonecrosis u otras lesiones asociadas.


 Tratamiento

Se basa en una serie de medidas que se deben tener en cuenta:

- Control o pérdida de peso si existiera obesidad.

- Ejercicios de rehabilitación para fortalecer y mantener los músculos de la extremidad.

- Tratamiento farmacológico: los analgésicos y los antiinflamatorios ayudan a aliviar el dolor y reducir la inflamación.

- Aplicación de hielo.

- Ayuda con el uso de un bastón si fuera necesario, para descargar el peso del cuerpo sobre la rodilla. 

- Tratamientos locales: Algunos productos administrados dentro de la articulación mediante una infiltración producen un notable alivio sintomático. Estos productos son los corticoides y el ácido hialurónico según criterio del especialista.

- Los tratamientos de tipo biológico como los Factores de Crecimiento o Plasma Rico en Plaquetas podrían ayudar en la detención del avance de la artrosis. Esta terapia es mínimamente invasiva y permite una rápida cicatrización y regeneración de tejido afectado sin ingreso hospitalario ni intervención quirúrgica.  



- Posibilidades Quirúrgicas: A veces, a pesar de todas las medidas terapéuticas descriptas, la artrosis de rodilla puede seguir su curso inexorable hacia la destrucción prácticamente completa del cartílago hialino. En estos casos, diferentes técnicas quirúrgicas como las osteotomías (pocas indicaciones) o la implantación de prótesis articulares, restaura la capacidad funcional y reducen notablemente el dolor. Estoy totalmente en desacuerdo en la realización de artroscopía, o las llamadas “limpiezas artroscópicas” en pacientes mayores con artrosis, es una agresión que no ofrece muchas mejoras, incluso está descripta la posibilidad de desarrollar una osteonecrosis luego de la artroscopía. No es infrecuente la consulta de pacientes de 60 años con el diagnóstico de rotura meniscal (y artrosis avanzada) que se le indica una artroscopía…Error!!! Ese paciente probablemente empeore luego de la intervención. Su lesión meniscal es producto de la artrosis, no de un traumatismo…El tratamiento para ese paciente debe ser otro.


 Recomendaciones generales:
1.     Caminar en superficies regulares y con calzado adecuado para recuperar la masa muscular y disminuir el peso corporal.
2.     Realizar ejercicios posturales, y de ser necesario apelar a ayudas ortésicas.
3.     Evitar la inmovilidad que puede acelerar y empeorar el curso clínico.
4.     Las contracturas establecidas requieren ejercicios intensos u otras medidas ortopédicas.
5.     Usar calzado normal y deportivo con buena sujeción para el talón y el arco longitudinal.
6.     Evitar los asientos bajos o reclinables de los que resulta dificultoso levantarse.
7.     No cargar grandes pesos pero continuar con su vida normal física y laboral.

El paciente con artrosis es un enfermo crónico, tendrá características especiales que lo diferencian del resto de la población. Padecerá dolor siempre de mayor o menor intensidad, limitación funcional discreta o invalidante, cambios notables del carácter, depresión, autocompasión o dependencia. Por eso, mi visión es la de ofrecer siempre una opción terapéutica que dé resultados en lo posible definitivos, dependiendo de la edad y actividad del paciente.

Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez 

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Algo de Humor para salir de la rutina

Aquí va una especie de diccionario relacionado con la actividad médica. Cabe aclarar que este material no es mío (es de un médico español Julio Mayol), pero lo modifico según nuestra cultura y le agrego algunos toques personales.

Café para todos: productividad variable, valoración del desempeño, generalmente se encargan los anestesiólogos.
Calidad asistencial: lo que practica predominantemente el profesional que usa esta expresión.
Colaborativo: que permite a alguien sin capacidad/prestigio figurar en un proyecto junto a uno.
Comité: reunión de profesionales que se monta para eliminar la responsabilidad del que decide.
Envidia: defecto muy común del resto de los profesionales del sistema sanitario.
Eso-ya-lo-hacía-yo: Expresión definitiva para quitar el mérito a cualquier avance que se le ocurre a otro.
Equipo: grupo de personas que hacen lo que manda uno.
Equivocado/a: dícese de cualquier pensamiento o propuesta contrario al mío o de mis amigos.
Excelencia en la práctica clínica: referido a uno mismo, su actividad profesional. Hacer autorreferencia.
Incontinencia: imposibilidad de reprimirte y contar lo tuyo cuando haces una pregunta en un congreso.
Injusto: dícese de cualquier evento que te ocurra y no te guste.
Insultar: lo que hacen los demás cuando expresan opiniones distintas a la tuya.
Inútil: dícese de la incapacidad para obtener resultados de todos, menos uno mismo obviamente.
Justicia: criterio recto utilizado al darte/contratarte/asignarte el cargo que ocupas.
Literatura de calidad: tu blog.
Maestro: tipo que es capaz de contradecirse si no le prestan atención.
Mala práctica: todo ejercicio de la medicina que no esté de acuerdo con el mío y el de mis amigos.
Mérito: cualidad intrínseca del que nace antes que vos.
Obesidad: factor de riesgo que sólo afecta a los pacientes.
Paciente experto: el que lee tu blog.
Propuesta de Valor: todo lo que piensa y propone uno.
Razón: lo que tengo siempre yo o mis amigos.
Sinceridad: cualidad de ciertos individuos para decir las verdades sobre lo mal que lo hacen los demás, pero que produce simultáneamente inmunidad al error.
Valor: lo que uno, y no los demás, le ofrece a sus pacientes.

…y leyendo con detenimiento, se puede aplicar a muchas otras profesiones en este país…

PD: No tomen en serio estas definiciones, es sólo humor.


Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez 

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El famoso Espolón

Este es un tema de otra subespecialidad (Pie y Tobillo), pero como traumatólogo no se la puede desconocer.
Muchas veces he escuchado en el consultorio: “Doctor, me duele el talón. ¿No será el espolón?”…Vamos a intentar aclarar un poco este tema.
La talalgia (dolor del talón) es una de las causas de consulta más frecuentes en Traumatología. La mayoría de las veces es provocada por una Fascitis Plantar.
La fascitis plantar es una inflamación en la fascia plantar, que es el ligamento que une el talón con la parte delantera del pie y que recorre la planta del pie. Es habitual que la inflamación se produzca en la parte baja del talón, en la inserción de la fascia plantar. La lesión se puede calcificar creando un espolón calcáneo, conocido así porque en las radiografías se identifica claramente un espolón óseo. Esto es así debido a la perspectiva de las radiografías, que se toman desde el lateral del pie (Radiografía de perfil).
El espolón calcáneo no causa necesariamente dolor en el talón. De hecho, casi el 30% de la población sufre esta lesión, aunque sólo un grupo reducido siente molestias. En realidad el dolor es causado por la inflamación, por lo que se puede tener dolor sin calcificación.


 Causas

La fascitis plantar se produce habitualmente por una sobrecarga gradual y progresiva de la fascia plantar, y los factores que predisponen a su aparición son:
- Exceso de carga en el pie causada por correr largas distancias, especialmente en terrenos desfavorables con pendientes pronunciadas o superficies desiguales. El empleo de un calzado inadecuado, con la suela demasiado blanda o una sujeción deficiente del arco plantar o del talón, puede tener las mismas consecuencias.
- Pies planos o excesivamente arqueados.
- Exceso de peso.
- Presencia de un tendón de Aquiles tenso.
- Debilidad del músculo sóleo, que es un músculo situado en la pantorrilla por debajo del gemelo. Este músculo es el encargado de la flexión de la planta del pie, de modo que si se encuentra alterado, el paciente tratará de corregir la falta modificando su paso y pudiendo provocar así otro tipo de lesiones.
-       Edad: a medida que envejecemos la fascia plantar va perdiendo elasticidad. A esto se suma que la musculatura que participa en el movimiento del pie también a perdiendo su fuerza, y su capacidad de regeneración disminuye. Además, la capa de grasa presente en el talón, y que amortigua gran parte del impacto recibido por el pie, también disminuye, favoreciendo la aparición de lesiones en la fascia.

Síntomas

El síntoma más común es el dolor y la rigidez en la parte inferior del talón. El dolor allí puede ser sordo o agudo. La planta del pie también puede doler o presentar ardor.
El dolor generalmente es peor:
- En la mañana cuando usted da los primeros pasos.
- Después de pararse o sentarse por un rato.
- Al subir escaleras.
- Después de actividad intensa.
El dolor puede aparecer de manera lenta con el tiempo o aparecer repentinamente después de una actividad intensa.

Diagnóstico

El examen físico y el diagnóstico en general para este trastorno son bastante sencillos. El traumatólogo buscará evidencias de hinchazón, enrojecimiento de la zona y sensibilidad a la presión en el talón.


En algunas ocasiones, si el dolor es muy intenso, pueden tomarse radiografías o una Resonancia Magnética para descartar otro tipo de lesión, pero por lo general no suele recurrirse a este tipo de técnicas.


 Tratamiento

El tratamiento para la fascitis plantar es simple y por lo general bastante efectivo, aunque suele tardar varios meses en resolverse, por lo que se debe mantener el tratamiento hasta la remisión del dolor (al menos durante tres meses). Las dos medidas principales son la administración de antiinflamatorios y la recomendación de ejercicios de estiramiento para el talón.
Además de esto, existen otras medidas que también pueden realizarse en casa:
 - Poner hielo en la zona afectada, al menos dos veces al día, durante 10 o 15 minutos.
 - Descansar lo máximo posible para evitar esfuerzos extras al pie.
 - Usar calzado adecuado, con una buena sujeción y amortiguación.
 - Usar talonera de silicona.


Otra opción, si no resuelve con estas medidas, es hacer una infiltración con corticoides.
Últimamente estamos utilizando el plasma rico en factores de crecimiento como una opción viable para casos rebeldes.

En los casos más graves, puede ser necesario recurrir a la cirugía. Este procedimiento se requiere en muy pocas ocasiones, y consiste simplemente en desprender la fascia del talón.

Hasta la próxima.


jueves, 17 de julio de 2014

Lesiones provocadas por el Rock

El “headbanging”, que se compone de fuertes movimientos de cabeza sincronizados con la música hard rock o heavy metal, puede resultar peligroso para la salud, según estudios publicados en las revistas médicas británicas The Lancet y British Medical Journal.



A menudo, los jóvenes que asisten a estos recitales refieren episodios de mareos y confusión, posibles síntomas de daño cerebral leve. Médicos alemanes señalan el caso de un hombre de 50 años al que le fue detectado un hematoma próximos al cerebro en enero de 2013, cuatro semanas después de asistir a un concierto de Motörhead, un grupo de heavy metal británico.
El paciente se quejaba de fuertes migrañas que se agravaban con los días. Los médicos hallaron un hematoma subdural y que drenaron con una punción en el cráneo.
Los hematomas subdurales suelen ser consecuencia de traumatismos craneales, y producen una compresión progresiva del cerebro. Cuando dicho traumatismo no es muy fuerte, el hematoma puede aparecer varias semanas después del golpe.

La literatura científica documenta tres casos similares atribuidos al “headbanging” estos últimos años. Uno de los pacientes murió a raíz de un hematoma subdural agudo.
El “headbanging” nació en 1968 durante un recital de Led Zeppelin en Boston cuando los integrantes de las primeras filas del público comenzaron a sacudir sus cabezas al ritmo de la música. Este ritual ha dejado su marca en la cultura popular con la serie animada “Beavis and Butt-Head” al ver videos musicales, siendo el primero de ellos con la canción “I Wanna Be Sedated” de The Ramones. También se masificó con la película “Wayne’s World” cuando Wayne, Garth y sus amigos escuchaban “Bohemian Rhapsody” de Queen.





Existen varias técnicas de headbanging, la más común es el "up and down" (que consiste en sacudir la cabeza de arriba abajo). Entre las otras figuran el "circular swing" que se traduce por un movimiento circular de la cabeza (como los músicos de Metallica), o "side-to-side" que se hace de derecha a izquierda.
También un par de músicos han sufrido lesiones, como Jason Newsted, quien adujo “daño físico” por el “headbanging” como uno de los motivos de su partida de Metallica. El otro caso corresponde a Terry Balsamo, guitarrista de Evanescence, cuyos médicos creen que sufrió un ACV a consecuencia del “headbanging”.
El “headbanging” también se asoció a otros tipos de heridas como los traumatismos en la región cervical, disecciones de la arteria carótida o fracturas de la segunda vértebra cervical.

Algunas medidas preventivas: utilizar algún tipo de collar protector, o asistir a recitales de Celine Dion, Michael Bolton o Richard Clayderman…

Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez

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miércoles, 16 de julio de 2014

Dolor Cervical

Generalmente a muchos traumatólogos esta patología les incomoda, quizá porque a pesar de poder realizar un diagnóstico relativamente sencillo, las opciones de tratamiento a veces no son todo lo satisfactorias que uno desea debido a las circunstancias que rodean el problema.



Anatomía básica

La columna cervical tiene 7 vértebras, con sus discos intervertebrales (inexistentes entre el occipital-C1 y entre C1-C2), sus ligamentos correspondientes, sus articulaciones, su sistema de raíces nerviosas y la médula.
Es importante comenzar diciendo qué es lo que realmente duele. Pues bien, duele la raíz nerviosa por compresión o isquemia, los ligamentos, la musculatura, que se contractura ante la presencia de alteraciones, pero sobre todo duelen las articulaciones interapofisarias que son el origen del dolor cervical en un  25-75% de los casos. El disco no duele, no tiene terminaciones nerviosas, pero indirectamente lo hace por compresión nerviosa y la inestabilidad que provoca.

Es importante comprender la historia natural de esta enfermedad. Los discos intervertebrales a partir de la 4ª década de la vida van alterando sus propiedades, se deshidratan y su núcleo se va extruyendo. De ahí que se formen protrusiones del disco (a veces hernias) y pérdida de altura, que producen pequeñas microinestabilidades que dañan ligamentos y articulaciones. El hueso reaccionará produciendo osteofitos, que no son más que un intento de estabilizar lo dañado, o sea generar más rigidez para evitar movimiento y por lo tanto, evitar el dolor. Y la musculatura se contractura en un intento de colaborar en dicha estabilización con lo cual la columna “se rectifica”. Se van afectando todas estas estructuras que generan dolor. El problema es que no se sabe exactamente cuándo empiezan a doler. A veces muchos traumatismos menores como un latigazo cervical lo desencadenan en columnas que ya sufrían “en silencio”. Otras veces, la mayoría, es un proceso degenerativo puro.

Causas frecuentes

Una causa común del dolor cervical es la tensión o distensión muscular y, por lo general, las actividades diarias son las responsables. Tales actividades abarcan:

·      Agacharse sobre un escritorio durante horas.
·      Tener una mala postura mientras se ve televisión o al leer.
·      Colocar el monitor de la computadora demasiado alto o demasiado bajo.
·      Dormir en una posición incómoda.
·      Torcer y girar el cuello bruscamente mientras hace ejercicio. 

Otras causas: artrosis, fibromialgia, traumatismos, infecciones, tumores (raros), fracturas, hernias de disco, etc.



Síntomas

-       Dolor con el movimiento
-       Contracturas
-       Crujidos
-       Dolor de cabeza
-       Mareos por la contracción de vasos sanguíneos que corren hacia la cabeza por el sistema vertebral
-       Síntomas neurológicos por irritación de las raíces nerviosas que van hacia el hombro, brazo y mano.
-       La forma más grave es la afectación de la médula cervical en casos avanzados (mielopatía), con una sintomatología muy variada, como por ejemplo, alteración de la marcha.

Diagnóstico

Las pruebas diagnósticas como las Rx, o una RNM (resonancia magnética) son útiles para establecer un diagnóstico y una gradación del problema. Y es importante dejar que sea el traumatólogo quien las interprete, porque las manifestaciones radiológicas no se corresponden con la sintomatología en muchos casos. De hecho hasta en un 95% de las personas mayores de 65 años hay alteraciones en las imágenes y son asintomáticas.



Es muy importante enfocar el problema en el contexto particular de cada paciente. Esto es debido a que tiene incidencia el estilo de vida, las tensiones, la actividad laboral, etc.. Un antiinflamatorio o un relajante muscular  sólo es una parte del tratamiento.

Cuidado!!! Con las patologías de columna, siendo muy frecuentes, hay un montón de engaño terapéutico, como en todos los problemas crónicos y difíciles de resolver de un día para otro: máquinas extrañas, masajes exóticos, camillas especiales ultrasofisticadas, ozonoterapia, y demás pociones mágicas…

Como consejo, se recomienda buscar profesionales bien formados. Sin duda, la terapia física rehabilitadora, fisioterapia y especialmente el deporte de tonificación son claves en el manejo de esta enfermedad a corto y largo plazo combinados con el tratamiento médico. Lo difícil, es alentar al paciente para cambiar sus hábitos de vida. Y no es igual el hábito deportivo de una persona de 40 años que el de una de 75. Pero siempre hay algo que hacer, como reforzar los músculos.
El tratamiento quirúrgico solo es necesario en casos muy limitados, y que un problema que se genera durante muchos años no se resuelve en una semana.


Es imprescindible acudir al traumatólogo. Un buen diagnóstico precede a un buen tratamiento.

Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez

Epicondilitis o Codo de Tenista

La epicondilitis, también conocida como codo de tenista, es una lesión bastante común causada por un sobreuso excesivo o sobrecarga del codo. Recibe su nombre debido a que los jugadores de tenis son particularmente propensos a esta lesión. Pero muchas otras actividades físicas, incluyendo el tenis, paddle, hockey, handball, básquetbol, bicicleta, uso de una máquina elíptica, etc., pueden causar o agravar la epicondilitis. Todo aquello que conlleva uso repetido del miembro superior puede causarlo, sea con deporte o no.



La epicondilitis es una enfermedad o lesión caracterizada por dolor en la cara externa del codo, en la región del epicóndilo. Está provocada por movimientos repetitivos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo, lo que ocasiona microrroturas fibrilares y reparación inadecuada a nivel de los tendones de los músculos que se insertan en la región del epicóndilo, principalmente del tendón del músculo extensor radial corto del carpo. Hay que diferenciarla de la epitrocleítis, también llamada epicondilitis medial o codo de golfista, en la que el dolor se localiza en la porción interna del codo.


Causas

La epicondilitis es causada por la contracción de los músculos del antebrazo en repetidas ocasiones, un movimiento que se puede realizar en muchos deportes y en numerosas situaciones de la vida diaria. Es una patología muy relacionada también con profesiones que requieran este movimiento, así es en pintores, plomeros, mecánicos, administrativos, personal sanitario, etc.
Las personas que manipulan herramientas de más de 1 kg de peso o de cargas de 20 kg o más al menos diez veces al día o cualquier profesión asociada a movimientos repetidos de extensión y giros de la muñeca están expuestas a esta dolencia.
En los deportes de raqueta algunos errores técnicos pueden contribuir al daño de la musculatura: realizar el golpe de revés con el codo flexionado, colocarse de frente y no de lado, tener una raqueta de un peso, diámetro de empuñadura o tensión del cordaje, inadecuado.
Es infrecuente, pero esta lesión también puede debutar como consecuencia de traumatismos provocados por accidentes como un golpe o una caída.


Síntomas

El dolor en el codo es una de las primeras señales indicadoras de una epicondilitis. Suele ser un dolor fuerte y agudo que generalmente empeora con el tiempo y se extenderá a lo largo del brazo desde el codo hasta la muñeca. En muchos casos, el dolor se intensifica cuando se realiza el gesto de “agarre”, como cuando se abre una puerta o darle la mano a alguien, elevar una silla, abrir un frasco. También suele asociarse la pérdida de fuerza al sujetar objetos, unido al dolor descrito.


Tratamiento

Hasta aproximadamente el 95% de las personas con epicondilitis pueden ser  tratadas sin necesidad de cirugía. Lo primordial es darle reposo al brazo. Todas aquellas maniobras o deportes que provoquen dolor deberán evitarse durante el período que demande la curación.

Pueden requerirse durante algún período medicamentos para reducir el dolor, aplicar frío después de actividades que lo desencadenan y calor en época subaguda o cronicidad. También ortesis tipo cinchas del codo colocados 2-3 cm distales al punto doloroso ayudan para realizar tareas y descargar el punto doloroso. 



Todo esto acompañado de fisioterapia (ultrasonido, electroterapia, láser, técnicas de masaje, realización de ciertos ejercicios) para ayudar a recuperar la fuerza del brazo puede lograr que pasados unos meses se recupere.

En ocasiones, la infiltración o inyección local de corticoides asociados o no a un anestésico local pueden resolver los episodios de dolor durante semanas o meses, en ocasiones se realizan 3 infiltraciones sucesivas con intervalos de una semana entre ellas. Existe un pequeño riesgo de rotura local de la inserción del tendón y del propio tendón. Este riesgo aumenta en función del número de infiltraciones. 
En la actualidad las infiltraciones con PLASMA RICO EN FACTORES DE CRECIMIENTO están dando buenos resultados en el tratamiento de esta patología, buscando regenerar las fibras dañadas.


Cirugía

Son pocos los casos que terminan en cirugía pero si todo lo anteriormente expuesto como tratamiento no lleva a la mejoría tras aproximadamente 9-12 meses, el único remedio puede ser la cirugía para tratar la patología.
En general, se puede empezar a usar el brazo con normalidad alrededor de cuatro a seis meses después de la cirugía.

Nuestra recomendación, teniendo en cuenta que la mayoría de los pacientes son deportistas, es realizar terapia física y 3 aplicaciones de plasma rico en plaquetas.




Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez

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lunes, 7 de julio de 2014

Fractura de Cadera

Introducción

Uno de los temas clásicos de la Traumatología. Pero así como es de clásico, y frecuente, también es una patología bastante menospreciada.
La gran mayoría de fracturas de cadera que hay se producen en pacientes ancianos. El tratamiento es básicamente quirúrgico. De no ser así, el paciente probablemente estaría condenado a no volver a caminar o a hacerlo con dificultades y con dolor. Hoy en día la cirugía evita gran parte del dolor pero si no se hace correctamente pueden quedar secuelas.
Las personas que padecen este problema tienen más probabilidades de morir que una persona de la misma edad que no sufre de esta lesión. Estadísticamente, cerca del 20 por ciento de los pacientes que tienen una fractura de cadera mueren en un plazo no mayor a un año desde que sufrieron la lesión. Pero en Argentina, esta cifra asciende al 34,5%. Se estima que sólo una de cada cuatro personas se recupera totalmente de una fractura de cadera.


¿Por qué la considero “menospreciada”? 

Porque si bien es cierto que la edad es la edad, con todas sus enfermedades acompañantes y que hay cosas que no se pueden cambiar, existe una pregunta que me hace pensar: ¿conocen mucha gente que se opere una fractura de cadera en un centro privado buscando un cirujano súperespecialista en este tema, como por ejemplo para el ligamento cruzado anterior de un futbolista?
La respuesta es NO, ya que su volumen hace que sea una de las cirugías más realizadas en el ámbito público y por profesionales en formación, y por tanto tenga ese rótulo de ser una patología “simple”. Personalmente, he comprobado que ofrecer un buen tratamiento provoca una notable mejoría en la calidad de vida de estos pacientes, que hace unos años no se valoraba. No son pocos los pacientes que acuden a consulta luego de haber sido (mal)operados varios días después de la lesión y con complicaciones en su mayoría evitables.


Tipos de Fracturas

Las fracturas de cadera en realidad son fracturas del extremo proximal del fémur. En Argentina ocurren algo más de 34000 fracturas de cadera al año, unas 90 por día. Por ende, su impacto económico y social es enorme.
Las mujeres lo sufren 4 veces más que los hombres. La osteoporosis y otras enfermedades que se manifiestan con la edad hacen que el hueso no sea de gran calidad y se rompa con cierta facilidad.
Una caída es la causa más frecuente para este tipo de lesiones entre las personas mayores. Un pequeño porcentaje de personas puede fracturarse la cadera en forma espontánea. En personas más jóvenes, esta lesión se produce como resultado de un accidente automovilístico, una caída desde gran altura o un trauma severo.

Las fracturas del extremo proximal del fémur son básicamente de dos tipos: intracapsulares y extracapsulares. Ambas tienen distinto tratamiento. Anatómicamente, la articulación de la cadera está rodeada por una cápsula fibrosa que mantiene la cabeza del fémur en el acetábulo de la pelvis. Dentro, como en otras articulaciones, está el líquido sinovial. Si la fractura es dentro de esta cápsula se llama intracapsular o medial, son las que vulgarmente se denominan “de cuello de fémur” porque se producen en esa zona del hueso. Cuando la fractura ocurre por fuera de esa cápsula se llama extracapsular o lateral, y puede ser pertrocantérica o subtrocantérica.



El problema principal de las fracturas intracapsulares es que se interrumpe la circulación de la cabeza femoral. Es un problema biológico. Si está muy poco desplazada y el paciente es joven se intentará reducirla cuanto antes, pues cuanto más tiempo pase más probabilidades hay de que la circulación sufra daño. Para ello se pueden usar unos tornillos de osteosíntesis. A veces no es suficiente y pasados unos meses la cabeza del fémur al quedarse sin circulación se necrosa, y en ese caso se opta por una prótesis de cadera.
En pacientes ancianos, que son la mayoría, se opta directamente por una prótesis de cadera, pues ya de por sí el estado de la cabeza no es muy bueno y con una prótesis puede caminar a los pocos días.




Las fracturas extracapsulares se producen fuera de la cápsula, generalmente entre ambos trocánteres del fémur. Los trocánteres son el mayor y el menor, prominencias que sirven de inserción a potentes músculos que determinarán el desplazamiento de los fragmentos de la fractura. Aquí el problema no es tanto la falta de consolidación sino esas fuerzas de tracción que producen desplazamiento y, por lo tanto, mucho dolor e impotencia funcional, además de un sangrado muy importante.
La media de edad de estos pacientes es aún un poco más alta, por lo que una fractura de este tipo puede resultar “mortal” para ellos ya que con diversas patologías cardíacas o pulmonares de base, sufrir esto significa una descompensación muy importante. En este caso lo importante es estabilizar la fractura cuanto antes pues así disminuye el sangrado y el dolor, y además se podrá “sentar” al paciente cuanto antes. Se ha visto que una cirugía temprana mejora mucho el resultado final en cuanto a calidad de vida. A veces, la sobrecarga de hospitales y la (falta de) disponibilidad del material hace que muchos de estos pacientes estén esperando días para ser operados.

Dentro de las fracturas extracapsulares la mayoría son pertrocantéricas (entre ambos trocánteres), que para nosotros los cirujanos son relativamente sencillas para fijar y reducir correctamente de forma quirúrgica. Pero hay otras como las subtrocantéricas (con trazo de fractura por debajo del trocánter menor) que son especialmente complejas y cuya cirugía puede ser muy mal tolerada si no es manejada por un cirujano experimentado. No es igual una fractura pertrocantérica poco desplazada, que una subtrocantérica muy desplazada. A veces, se las trata como iguales y no debería ser así. La mortalidad en el primer año de las subtrocantéricas es altísima, pero se ha comprobado que un buen manejo puede equipararla a las pertrocantéricas.
En el caso de las fracturas extracapsulares lo que se suele utilizar son “clavos de osteosíntesis”.


Como resumen debe quedar el concepto que una fractura de cadera es una situación muy grave tanto en personas jóvenes como mayores, que no se debe menospreciar en ningún caso, y que debe recibir el mejor tratamiento posible porque se puede resolver.



Hasta la próxima.

Dr. Leandro Nuñez

www.caderacirugia.com.ar
@drleanunez