Esta va a ser una nota polémica. Siempre se ha escuchado acerca del “negocio” de la Medicina. Se puede estar de acuerdo, o no. Y como en todos los aspectos de la vida, existen médicos buenos y malos, trabajadores y vagos, honestos y “chantas”, pero puede decirse también de los abogados, ingenieros, políticos (bueno, en realidad, creo que sería un milagro encontrar alguien honesto…), comerciantes, y un gran etc. No es el punto de esta nota.
Sin embargo, cuando de enfermedades crónicas se trata, o sin un tratamiento reconocido, empiezan a aparecer múltiples terapéuticas alternativas “milagrosas”. Ahí entra en juego la desesperación del paciente, las opiniones de “amigos”, avisos publicitarios, etc.
Entonces comienza el derrotero de los pacientes por distintos especialistas, incluso con algunos que NO son médicos (Adianchiii)… Tratamientos tales como la proloterapia, la acupuntura, la herboterapia, células madres de origen animal, la ozonoterapia, y muchos más. Cada día aparece un tratamiento nuevo. Ojo, algunos pueden ser útiles, pero todo tiene un límite y sus indicaciones.
Continuamente veo casos donde la enfermedad está avanzada (artrosis) e igual le han indicado al paciente alguno de esos tratamientos, obviamente sin resultados, y obviamente a un costo elevado. En casos avanzados, la mejor opción siempre es la cirugía, salvo muy raras excepciones.
Me voy a referir puntualmente a la Ozonoterapia, que aunque ya lleva unos años aún sigue vigente.
El ozono es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno. En la naturaleza, el ozono se produce en la estratosfera (a unos 25-30 km de la superficie de la Tierra), donde la radiación ultravioleta (UV) causa la división de una molécula de oxígeno (O2) en dos átomos de oxígeno altamente reactivos. Estos átomos reaccionan con moléculas de O2 vecinas para dar lugar al ozono, O3. Además de la radiación UV, las descargas eléctricas de los rayos pueden catalizar esta reacción. Esta es la famosa “capa de ozono”, que absorbe la gran mayoría de la radiación ultravioleta de media frecuencia.
A nivel de la superficie terrestre, el ozono se forma por la acción de la radiación solar sobre el aire contaminado con compuestos orgánicos volátiles y óxidos de nitrógeno. Las principales fuentes de estos compuestos son las emisiones de los vehículos de motor y las fábricas. Este ozono es tóxico al ser inhalado, y puede además dañar distintas plantas, debido a su alto poder oxidan.
El ozono irrita las membranas mucosas del aparato respiratorio. Afecta desde la boca, la nariz y la garganta hasta las vías respiratorias profundas; además, propicia las irritaciones oculares, disminuye la agudeza visual y embota el razonamiento. La exposición a este gas tiene efectos tóxicos acumulativos, de ahí que a la larga, decrezca la función respiratoria e incremente la susceptibilidad a sufrir infecciones.
¿Cómo puede entonces este producto tóxico ser utilizado como agente terapéutico? Lo primero que llama la atención es que sus defensores dicen que “aunque es un oxidante, actúa como antioxidante” (?). Afirman que aumenta las defensas antioxidantes del organismo, lo que es lógico teniendo en cuenta que el organismo trata de defenderse del propio ozono. Además, indican que aumenta la oxigenación del cuerpo, pero para eso ya existen terapias comprobadas que emplean mayores concentraciones de oxígeno como lascámaras hiperbólicas.
Aunque sus defensores sean incapaces de dar una explicación a su funcionamiento, esto no sería tan importante si funcionara para algo. Entre las innumerables enfermedades que sus defensores afirman que se pueden tratar con ozonoterapia, se pueden encontrar desde distintos problemas óseos y musculares (principalmente se usa en problemas de columna), migrañas, y otras enfermedades más o menos leves. El problema es que se extiende su uso a problemas artrósicos en cadera y rodilla. Todos los datos que apoyan estos usos son completamente anecdóticos, basados en los comentarios de los pacientes, sin que exista ningún ensayo clínico doble ciego publicado en una revista seria. Además, el uso del ozono no está aprobado ni por la Agencia Europea del Medicamento ni por la Food and Drug Administration (FDA).
Ante estos criterios, parece incuestionable que hay una ética mínima que invariablemente se debiera cumplir, pero que aparentemente se cumple muy poco o nunca. ¿Están al tanto los pacientes a quienes se aplica esta terapia de lo controvertido del tema? ¿De que no es un procedimiento común ni reconocido universalmente? ¿Se le informa al paciente del estado en que se encuentran las investigaciones y de la prohibición que existe en algunos países de aplicar estos procedimientos? ¿Se les solicita permiso para aplicar el tratamiento una vez que se les ha informado adecuadamente, o se les mantiene en la total ignorancia? Al parecer, esto último es lo que está sucediendo en la gran mayoría de los casos.
Hasta la próxima.
Dr. Leandro Nuñez
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